La actual crisis energética de China probablemente impulse a ese país a importar más carbón de un mayor número de productores, y así tendrá que competir con compradores europeos e indios, que también están adquiriendo más de ese combustible fósil.
Más de dos tercios de la electricidad china proceden de centrales de carbón y, aunque más del 90% del combustible que utiliza se extrae localmente, es difícil aumentar la producción local a corto plazo.
La opción más fácil sería comprar en el exterior, opción que se complicó cuando a fin de 2020, Beijing decidió prohibir las importaciones de Australia -el segundo mayor exportador del mundo-.
No es fácil aumentar la oferta de carbón local, dada la escasa inversión en nuevas minas en los últimos años, dijo la analista Michelle Leung de Bloomberg Intelligence. Y además, la sobreexplotación minera está fuertemente prohibida por motivos de seguridad.